El proyecto personal del dermatólogo Ricardo Ruiz
El Dr. Ricardo Ruíz, Jefe de la Unidad de Dermatología de la Clínica Ruber de Madrid, autor de numerosos artículos científicos y conferenciante y habitual en congresos de dermatología, decidió poner en práctica la metodología americana -que apuesta por el trato personalizado y la discreción y huye de la publicidad y la masificación- en España hace ahora 15 años. Así nació Clínica Dermatológica Internacional, un centro en el que el rigor, la calidad y el respeto por la privacidad del paciente son sagrados.
El centro, especializado en dermatología cosmética, realiza únicamente técnicas seguras que hayan demostrado su eficacia en distintos estudios científicos.
Su filosofía se basa en la naturalidad y huye de los cambios drásticos que, lejos de obtener resultados satisfactorios, alteran la expresión del rostro.
Al frente de Clínica Dermatológica Internacional -pionera en importar las técnicas más innovadoras del sector- se encuentra el doctor Ricardo Ruiz. Y a su lado un equipo de profesionales formado por cinco dermatólogos, un endocrino, un cirujano plástico, dos enfermeras y tres esteticistas.
Clínica Dermatológica Internacional nació con un objetivo: ayudar a hombres y mujeres a rejuvenecer con discreción, a reivindicar el paso de los años con elegancia y serenidad, pero sin por ello renunciar a las pequeñas mejoras que aportan las técnicas más vanguardistas, cuya práctica entraña pocos riesgos y proporciona buenos resultados.
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“La nueva era se aleja de la cirugía y demanda retoques discretos capaces de borrar sutilmente las arrugas, reafirmar los tejidos y eliminar el aspecto cansado, con técnicas seguras y eficaces que permitan la rápida incorporación a la vida social y laboral del paciente”
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Ubicada en el centro de Madrid y diseñada por el prestigioso estudio de arquitectura Picado y de Blas (en posesión de numerosos premios nacionales e internacionales), la clínica del doctor Ricardo Ruiz es un espacio depurado y minimalista de 250 m2 que incluye consultas aisladas acústica y físicamente, pero comunicadas entre si y coordinadas desde un espacio central (estación de enfermeras) donde se controla el acceso a todas las salas. Con el objetivo de facilitar la privacidad e independencia a cada paciente y potenciar al máximo la discreción, el espacio ofrece acceso por una puerta independiente, tanto a la entrada como a la salida de la clínica.